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ARQUITECTURA

  Éramos como siete en eso. Al principio iba todo bien, hasta que el arquitecto Marangoni quiso apurar la loza que dividía la planta baja del primer piso del estacionamiento, asegurándola con unos tensores de acero que iban atornillados a la pared. De entrada, ese detalle nos había parecido una locura mortal; demasiada superficie para el peso que podrían llegar a soportar estos amarres improvisados. Le advertimos eso, pero él seguía trenzado a su idea fija. Esto hizo molestar a algunos de mis compañeros, que por tal motivo decidieron abandonar la obra (Sus vidas les tiraba más). Entonces quedamos tres... y Marangoni, que con su longa oscuridad delgada nos controlaba atentamente sin moverse un segundo ¡Serio como un tero! Parecía un emperador contemplando su muralla. Con mucho esfuerzo logramos finalizar la loza. Él nos llamó a su lado y nos dijo que habíamos estado simplemente perfectos. A nosotros nos parecía una locura a punto de derrumbarse y matar a cualquiera. Estábamos preocu...
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CAMA CALIENTE

  (Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia).    De entrada, lo que más me encantó de ella fueron sus movimientos agraciados, pero hubo algo que superó a todo mi cariño contenido, fue cuando con un trapo espantaba a las moscas que escorchaban sobre los embutidos ¡Qué natural que había sido! Ese mismo día, mientras me despachaba, sacó el tema del horóscopo y los planetas, eso bastó para hacer que me lance de cabeza por su tobogán seductor e interesante. La invité a tomar unos mates a la plaza en su receso de la hora de la siesta. Pasaron algunas semanas y nuestra frecuencia se iba sintonizando estando juntos todos los martes a las 15:00 hs. De ir tan seguido a verla y a comprarle salame Milán, terminé conociendo al hombre que atendía en el puesto que estaba frente al suyo. Polio era el carnicero del supermercado oriental, quien a diferencia de lo que apuntaba mi prejuicio descalibrado no era ningún gavilán, por el contrario, demostraba ser un tipo leído adu...

¡ME CAGO EN DEL POTRILLO!

  “Era un tipo que no dejaba de mirarse al espejo. Pensaba que tenía una mancha en la cara pero, al parecer, sólo él la veía...”    - No, eso no. - Se dijo.    Luego arrancó, abolló y tiró la hoja a un cesto de basura.    - Vamos de nuevo. A ver... – Pensaba en voz alta.    “Nélida vivía en un edificio de la calle Anchorena con su madre, que estaba postrada en una silla de ruedas. Tenían como mascota una gata también lisiada...”    - ¡No! ¡Maldición! Eso no es lo que busco - Mientras arrancaba y abollaba su segundo intento de cuento.    - Mmm... - Se rascaba la cabeza.   “Hugh era un borracho perdido de unos treinta y dos años de edad...”    - ¡Me cago en Del Potrillo! - Terminó maldiciendo al exitoso poeta maldito Ismael Del Potrillo de Anchorena, quien lo tenía adormecido bajo su influencia.    Enfurecido revoleó su máquina de escribir al piso.    - Necesito aire. - Se dijo con más calm...

DOS SEGUNDOS

  Todo era azul. El batería, el bajo y el guitarra le daban duro, el cantante se inclinaba aerodinámicamente comandando esa artillería melódica que ametrallaba sin parar a toda velocidad contra nosotros. Un gordo punk me levantó por encima de la muchedumbre sin futuro y fui a parar al medio del escenario. Sentí como todo el estadio, o sea, cincuenta mil personas aclamaban por Los Cyberpunks y por mí. En esos dos segundos quedé perplejo en una realidad paralela, hasta que un matón vestido de motoquero me devolvió de un tirón al mar de crestas tachonadas donde me dejé llevar por la libertad del slam. En ese instante abrí los ojos, vi el cielo estrellado y sentí en una bocanada de aire fresco la coronación de mi momento culminante.    Cuando desperté estaba recostado sobre el poste de uno de los arcos de la cancha de fútbol del estadio y una pibilla punk me estaba mirando. Ella y su amiga gigante bebían cerveza y se reían de mi estado cadavérico. Me dijo que me agarre fuerte...

LA BUENA VIDA

  En un mundo de sensaciones, la verdad es para uno mismo.    Cargaba con cinco víctimas fatales antes de conocerlo. En el intento de ganarme la buena vida sabía casarme con magnates solterones y solitarios. Luego los conducía lentamente a la muerte por envenenamiento y mientras padecían entre sus delirios, los inducía a tramitar mi sucesión. Pero Garibaldo... Fue quien me pudo...    Escapándole a la policía entré de lleno en su casilla. Él se encontraba justo en el momento de soplar las velitas de su cumpleaños en total soledad. Los dos nos asustamos y gritamos cuando chocamos en la penumbra. Le dije que habían intentado robarme, que estaba aterrorizada. Él me calmó y cuando encendió la luz contemplé su situación precaria, aunque confusamente me invadió la acogedora sensación de un gorrión que me ofrecía refugio.    Generamos amistad y comencé a visitarlo a diario. De a poco y sin darme cuenta, me desconocía actuando bajo los efectos de su hechizo ino...

VÍA DEL PARQUE

  La imagen de la calesita era hipnótica, el corto camino de polvo de ladrillo llegaba hasta ella y la rodeaba. El verano, las plantas frescas con flores violetas, los dos asientos de madera y detrás un globo de oscuridad, la zona misteriosa de ese local sonoro al aire libre en medio de la cuadra principal de la ciudad. Dito iba con su madre como todos los jueves a las 19hs, siempre había muchos niños en la calesita, pero solamente a él se le ocurría marchar directo hacia el fondo del local. Debajo de unos pinos, entre unos arbustos que estaban en las sombras junto a unos coches viejos del carrusel, se encontraba en desuso un pequeño tranvía sobre un carril en forma circular. Este carruaje contaba con una locomotora negra y tres cochecitos: uno verde, uno rojo y otro azul (en ese orden). Dito subía siempre al carrito azul y mágicamente el mecanismo comenzaba a funcionar. Su madre, mientras lo esperaba, leía despreocupada la revista de los famosos sentada en uno de los asientos de m...

VISITA

     Una noche de niebla recibimos sorpresivamente la visita de un viejo amigo de mi padre, Fardo, el isleño. Después de cenar, mientras los tres nos encontrábamos tomando un licor añejo, Fardo comenzó a contarnos que hacía unos días le había agarrado una tormenta fulera, que el fuerte viento huracanado despedazó su choza y que entre el despelote flotante de cacharros y animales desesperados por sobrevivir a la inundación el agua le había llegado hasta el cuello. A continuación describió lo que nos dejó boquiabiertos...    Era un cisne blanco inmaculado, elegante y brillante que se acercaba volando hacia él, el ave lo tomó por los hombros y se lo llevó colgando en medio de la tempestad. Al despertar, tenía bajo sus pies una espesa flota de nubes violetas y una maraña de relámpagos enfurecidos descargando su ira contra la tierra. El cisne lo sujetaba con delicadeza y no emitía más que el sonido de su aleteo consagrado. Parece ser que al final de su recorrido, el ...